Históricamente el trabajo asalariado se ha corporizado en el varón, en la sexualidad masculina, en su relación con el trabajo productivo. Esta imagen de la masculinidad permea a las organizaciones y a sus procesos, margina a las mujeres y contribuye a mantener la segregación de género en las mismas. En el caso de los sindicatos, las medidas que apuntan a desarrollar una masa crítica de mujeres a través de cuotas o cupos, constituyen una apuesta por introducir transformaciones necesarias referidas a la cultura de la organización y a introducir la perspectiva de género en la acción sindical y en la negociación colectiva. En este trabajo examinaremos la aplicación de la ley de cupo sindical femenino (N° 25.674) en el Sindicato de Obreros y Empleados Ceramistas de Neuquén ( SOECN) para observar el grado de inclusión y participación de las mujeres en el mismo, las estrategias construidas en relación a la implementación y apropiación de este espacio como ámbito de lucha, así como las identidades complejas y heterogéneas que construyen, o intentan construir, en contraposición a las instituidas por el sistema androcéntrico en que estamos insertas. Este abordaje se complejiza porque otorga relevancia a las experiencias vitales de un conjunto de mujeres que, en el proceso de lucha por la recuperación de sus fuentes de trabajo conformaron la Comisión de Mujeres en la Ex Zanon. Hoy sus actividades laborales en la actual FaSinpat les permiten ocupar cargos directivos en el gremio que las nuclea, el SOECN, demostrando una dinámica y una diferencia del resto de las asociaciones gremiales de nuestra provincia y tal vez del país. […]
Hace poco paso una anécdota virtual en fachobook (no por ser virtual se opone a la realidad), en un comentario de un querido profesor, dejó ver que no hay una lectura de género al movimiento político social chileno aludiendo a la típica frase que se canta en las marchas “Ula Ula los pacos tienen tetas y las pacas tienen tulas”. Por supuesto respondí el comentario, solidarizando con lxs1 trans y de paso advertir que tampoco insultaran a las putas porque no son las madres de los políticos ni de los pacos. […]
El presente artículo proviene de la etnografía de Feministes Indignades, una comisión del 15M que “según nuestra apreciación” estaba en transición hacia un colectivo feminista. Las ideas que aquí se presentan buscan argumentar que este espacio de reflexión y práctica política presenta diferentes rasgos acordes con lo que se conoce como tercera ola feminista, cuyo rasgo más relevante es el de poner el cuidado en el centro y rescatar la sostenibilidad de la vida. A través de esto que ellas denominan vidas vivibles, estas militantes ofrecen una apuesta por una economía feminista como solución al problema de la crisis que no es tal sino que se llama capitalismo, como dicen los y las participantes del 15M. […]