Con base en la reflexión acerca de los procesos de explotación/dominación fundados en el período colonial en territorio brasilero, buscamos relacionar la institución del sistema capitalista moderno colonial con las marcas visibles e invisibles de la colonialidad de género (Lugones, 2008) sobre los cuerpos de mujeres brasileras (indígenas, negras, mestizas y blancas) en la actualidad. Por medio de la revisión de la producción intelectual de feministas brasileñas (Gonzalez, 1984; Carneiro, 2003; Ribeiro, 2017) y latinoamericanas (Lugones, 2008; 2014; Anzaldúa, 1987) y de la idea delocus fracturado, presentamos una propuesta feminista decolonial que permita, al mismo tiempo, la superación de la perspectiva identitaria fundada en las jerarquías y dicotomías del Sistema Moderno/Colonial de Género heteropatriarcal, racista y capitalista; y la articulación entre movimientos feministas y de mujeres basados en la escucha radical de las múltiples experiencias de sujetas marcadas de forma desigual por la colonialidad de género. […]
En Chile el derecho al aborto existe. Según el tamaño del bolsillo de cada quien.
Cada mujer podrá o no tener acceso a este derecho en relación al dinero con que cuenta. Entonces las más ricas se irán fuera del país y llegarán “repuestas” después de una semana.
Otras harán el esfuerzo para pagar una intervención quirúrgica con un valor superior a los mil dólares. Muchas buscarán ilegalmente el Misotrol con una falsa receta para la gastritis o en el mercado negro, e interrumpirán en sus casas con el susto mediante. Y quienes carezcan de recursos y herramientas acudirán al consejo de la amiga, la hierba ancestral, la caída por la escalera o hasta mover muebles pesados, a ver si “la regla por fin baja”.
En un país como Chile, que además de patriarcal es capitalista, no existen ciudadanos ni ciudadanas. No existen seres humanos con derechos y libertades. Los derechos son ?como todas las cosas? otro bien de consumo que podemos adquirir o no según nuestro potencial económico […]
La teoría feminista ha construido una crítica particular de la pornografía que está lejos de ser uniforme y toma el carácter de un debate. Sus orígenes tienen lugar en Estados Unidos a finales de los setenta, en donde se consolidan dos posiciones: una antipornografía y otra pro-sex. En España, autoras como Raquel Osborne y Dolores Juliano asumen la segunda postura, abonando el terreno para la consolidación del porno-feminismo, que intenta eliminar los sesgos androcéntricos del discurso pornográfico, produciendo pornografía con fines adicionales al masturbatorio. […]